Tuesday, August 14, 2007

Óbito de Ángeles en el postparaíso

– Maravilloso que me quede claro que esto ya fue soñado o imaginado –que es lo mismo…

– No sería soñado si no lo estuviéramos conversando.

– Sí, siempre fue así pero siempre se atraviesan nubes de oscurantismo que preparan el camino a una época luminosa pero de severo sufrimiento, de prueba de luz cegadora y temible que puede confundirse con energía pura, como los sueños con la imaginación.

– Entonces no es lo mismo.

– Sí y no… Siempre hay una generación privilegia que se coloca en la cresta de un cambio que sólo se produce con decenas de miles de años de evolución. La vida burbuja y perece, en millones de formas diferentes.

– ¿Y los diseñadores?

– ¡Somos nosotros! Creí que lo habías entendido

– ¿Realmente lo comprendemos?

– Si te das el tiempo. Es el verdadero poder del verbo. Nuestra generación lo comprendió y entonces hicimos la luz.

– No me gusta tanto.

– No te tiene que gustar. Eres parte del ciclo, sólo teníamos que decidirnos.

– ¿Y crees que fue lo correcto?

– ¿Podrías rechazar la inmortalidad? Siempre hemos sido inmortales aun ahora, en nuestro ocaso. Es la historia de lo que fue y estamos aquí en el principio.

Sunday, August 5, 2007

Labial

Magenta incendiado en el encuentro subterráneo.

Fruta nerviosa, aficionada a la torsión.
Comisuras exaltadas,
apetito de tornasol.

Beso caliente,
licores de amor violento.
Desmesura del elíxir contagioso,
sonrisa de orgasmo en un rincón mugriento.

Busco labios carnales que suspiren fantasías.
Busco mordidas hirientes,
que aprisionen el veneno dulce
del ácido amanecer,
labios pegajosos
que de noche me devoren la viva láctea.

Te busco a ti y a tu sonrisa venenosa,
para extraviarme en la locura de tu sabor,
deseando fallecer en tu oculto calor,
delirio de labios, boca de muerte,
en tu lengua está mi perdición,
la de ya nunca perderte

Rito laborioso,
que busca el nervio en tintes dementes.
Garabato pánico latente
que festeja en la química
la saliva de la eternidad,
mi salvación en la humedad.

Anhelo de tormenta sofocada
en dos cuerpos que se queman,
que se buscan la lengua entre sal ardiente,
que juntos nacen,
y siempre juntos perecen.