Friday, June 22, 2007

Oscuras reliquias


Entre los libros de viejo encontré una joya de varias gemas.

Buscando “Gog y Magog” encontré unos “Retratos” de ese genio del precioso instante que se eterniza, de nombre Giovanni Papini.

Retratos que vacían el contenido de espíritus ilustres,

Me ha permitido encontrar entre páginas muy amarillas

Maravillosas alhajas de obsidiana sepulcral

Entre personajes inconmensurables,

Que fueron utilizados por la eternidad

Para dar expresión y perfil

A la monstruosa añoranza de la nada

Que habita en cada pequeña humanidad

Por eso me permito citar

Estas palabras emanadas de la misma húmeda tierra que nos espera

El joven poeta inglés, John Keats, de principios del siglo XIX

Murió el 3 de febrero de 1820 a los veintiséis años

Su amada Fanny Brawn pide olvidarlo para siempre

Es mejor dice, porque su vena espesa

Es el más grande elogio a la muerte

Poco antes de fenecer

El grandioso inmortal Keats

Escribe así a su impresionada consorte:

“Mi imaginación se nutre de dos voluptuosidades:

Tu belleza y la hora de mi muerte.

¡Oh, si pudiera tener a las dos en el mismo momento!...

Quisiera poder jugar al amor o a la muerte

Not engo paciencia para lo demás…

Quisiera que me pudieras infundir en el corazón.

Un poco de confianza en la naturaleza humana.

Yo no la tengo: para mí, la vida es demasiado brutal;

Soy feliz de que exista una cosa como al tumba.

Sé que sólo allí tendré descanso”.

Ya más cercana su hora, Keats

Más sorprende con su sereno acercamiento

Casi extático, casi devoto, a la oscuridad impenitente:

“Hace algún tiempo estuve casi enamorado de la pálida muerte: le rogué con muchos nombrasen muchas rimas meditadas, que arrebatara en el aire mi quieta respiración; ahora más que nunca, se me antoja bello morir, cesar a la medianoche, sin pena, , mientras tú expandes tu alma en torno a tales éxtasis. Tú cantarías quedo, y en vano yo tendría oídos; y a tu réquiem, yo me volvería un pedazo de tierra”.

Papini revela que un año después, a los veintiséis años, moría, en Roma “susurrando en el último delirio”, fiel a su designio: “siento crecer sobre mí las margaritas”.

No comments: